viernes, 9 de febrero de 2024

De aceite a jabón: saponificación en casa

Cuando decidí crear un modo de vivir un poco más armonioso con la naturaleza, uno de los primeros cambios que pensé que estaba en mis manos, fue el generar menos basura, y ser una consumidora más consciente. 

Esto me llevó a buscar modos de fabricar en casa los productos que utilizo diariamente, como una alternativa a comprar productos comerciales a grandes empresas, que están sobre-empacados y que generan una serie de impactos considerables al ambiente.

Barras de jabón hecho en casa.

Estoy segura de que muchos de los lectores de este blog se encuentran en el mismo camino, así que les quiero compartir una manera simple de fabricar su propio jabón en casa, con ingredientes y utensilios que seguramente ya tienen en su cocina.

Primero platiquemos un poco sobre la saponificación, que es un proceso por el cual, al someter ácidos grasos (aceites) a una sustancia muy alcalina (como cenizas o sosa caustica), se produce una sal de ácido graso, que es lo que conocemos como jabón.

Para hacer jabón se pueden utilizar diferentes sustancias alcalinas, como el hidróxido de sodio (sosa cáustica) o hidróxido de potasio. Incluso las cenizas han sido utilizadas desde la antigüedad con este fin. También se pueden usar diferentes fuentes de ácidos grasos, como las grasas animales o los aceites vegetales. 
 
Jabón de Alepo, Siria, hecho con aceite de oliva y laurel
Foto de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Aleppo_soap_01.jpg.


Lo más importante para hacer jabón es conocer las proporciones adecuadas de grasas y sustancias alcalinas, pues diferentes grasas necesitan diferentes cantidades de productos como la sosa caustica para crear una reacción de saponificación. 

La receta que te presento ya contiene las proporciones correctas y genera un jabón tipo “neutro” sin aroma, y bastante humectante, por lo que es ideal para pieles sensibles. 

Se utiliza como ingredientes principales sosa cáustica y aceites vegetales de 3 diferentes plantas:

Aceite de oliva: se extrae de las aceitunas que da el árbol de olivo Olea europaea. Es nuestro ingrediente graso principal y está en estado líquido a temperatura ambiente. 

Aceite de coco: se extrae de la pulpa de los frutos de la palma cocotera Cocos nucifera. Puede estar en esta sólido a temperatura ambiente si el clima es templado o frío.

Manteca de karité: se extrae de los frutos del árbol Vitellaria paradoxa. Está en estado sólido a temperatura ambiente. 

Ingredientes y cantidades:
  • 96 g de sosa caustica en hojuelas o gránulos
  • 260 g de agua filtrada o potable

  • 560 g aceite de oliva 
  • 90 g aceite de coco 
  • 50 g manteca de karité. La encuentras en tiendas naturistas, farmacias especializadas o por internet.




Aditivos: 
  • 30g de arcilla blanca o caolinita de uso cosmético. Se puede conseguir en tiendas naturistas o por internet.

También puedes usar aceites esenciales para darles aroma a tus jabones, arcillas que ayudan a la exfoliación física de la piel, colorantes naturales o plantas secas para hacerlos más vistosos. 

Materiales: 
  • Una báscula 
  • Recipientes de vidrio resistentes al calor o de acero inoxidable
  • Una batidora de inmersión o un globo de cocina para batir 
  • Espátulas 
  • Cucharas o algún utensilio para agitar 
  • Un molde o moldes de silicón o de cualquier material, siempre y cuando se forre el interior con plástico (pueden ser envases de Tetrapak reutilizados o de cartón, por mencionar algún ejemplo)
  • Un cuchillo sin sierra

Precauciones

Es importante que en todo momento de la preparación se utilicen guantes, un delantal y lentes de protección. 

Utiliza recipientes de acero inoxidable o vidrio, pues estos materiales no absorberán las sustancias con las que trabajaremos, y tampoco reaccionarán con ellas.

Evita plásticos, aluminio y materiales porosos como madera. Trabaja en un sitio bien ventilado, con ventanas y puertas abiertas.

Ten a la mano una solución a partes iguales de vinagre con agua, pues esta mezcla neutralizará la sosa cáustica en caso de que entre en contacto con tu piel. 

Preparación
 
Paso 1. 
 
Pesa todos los ingredientes por separado, en recipientes de vidrio o acero con una báscula. 

 
Paso 2. 
 
Con mucha precaución, incorpora poco a poco la sosa cáustica al agua, utiliza algún utensilio de vidrio o acero y revuelve constantemente hasta lograr que toda la sosa se disuelva. 

Esta mezcla provoca una reacción exotérmica, es decir que se calentará mucho y rápidamente, por lo que debe ser un proceso cuidadoso. Deja reposar la solución de sosa por ahora. 
 
Paso 3. 
 
En un baño maría pon a calentar el aceite de coco y la manteca de karité a fuego bajo, hasta que estén en estado líquido y retira la mezcla del calor. 

Manteca de karité y aceite de coco en baño maría
 
Paso 4. 
 
Incorpora el aceite de oliva a la mezcla líquida aceite de coco y manteca de karité y mezcla bien. 

Para los siguientes pasos debes esperar a que la mezcla de aceites esté a una temperatura similar a la solución de sosa. Puedes utilizar un termómetro de cocina para verificar, o tocar el exterior de ambos recipientes. 


Paso 5. 
 
Incorpora la solución de sosa cáustica poco a poco a la mezcla de aceites mientras bates vigorosamente, ya sea con el globo de cocina o con la batidora de inmersión. 
 
Si utilizas una batidora de inmersión, asegúrate de no accionar el interruptor de encendido hasta que estén bien sumergidas las aspas, para evitar salpicar. 

Al agregar la solución de sosa, a la mezcla de aceites, puedes colar para evitar grumos

Asegúrate de tener tus guantes, delantal y lentes de protección puestos, pues esta mezcla es muy alcalina y puede irritar mucho la piel. 
 
Paso 6.
 
Bate hasta que la mezcla espese y adquiera una consistencia parecida a la de masa para pastel o bizcocho. 

Cambio de color de los aceites por saponificación.

Y en este momento agrega tus aditivos, en este caso, la arcilla blanca. 


Paso 7. 
 
Transfiere la mezcla a tu molde, empareja la superficie golpeando ligeramente el molde con la superficie de trabajo. 
 
Tapa la mezcla con una servilleta o trapo muy delgado y deja reposar. 


Paso 8. 
 
Después de 24 horas si vives en un clima frío o de 48 horas si vives e un clima cálido, puedes desmoldar tu jabón cuidadosamente. 



El jabón es aún muy suave en este momento, así que puedes cortarlo al tamaño de tu preferencia con facilidad. 
 
Utiliza un cuchillo afilado sin sierra, o alguna espátula delgada. 
 
 
Paso 9.
 
Coloca tus barras de jabón sobre cartón, papel o algún trapo de algodón delgado, mantenlas en un lugar ventilado, pero cúbrelos con el mismo trapo o algún material delgado y transpirable para que no se les pegue el polvo u otras partículas. 

Listo! 
Tu jabón está terminado, aunque aún no está listo para usarse. 

En ese momento el pH del jabón es demasiado alto, por lo que puede lastimar tu piel, además de que su consistencia es demasiado suave. 


Jabón desmoldado y cortado en barras

Tus barras de jabón deben reposar, y el tiempo que debe reposar un jabón de origen vegetal como el de esta receta, es mayor al de un jabón hecho con grasas de origen animal como cebo o manteca, aunque también depende del clima.

Te recomiendo que dejes reposar el jabón producto de esta receta un mínimo de 1 mes y medio. En este tiempo, el color de las barras se hará más claro, se reducirá su volumen y se harán mucho más duras.

Utiliza tus barras de jabón cuando observes estos cambios

Si te interesa el tema y quieres profundizar, te dejo unos links con más información:
 
Bibliografía
  • Ramos, J. (2016). Cómo hacer jabones: Aprende a formular recetas de jabón por saponificación. Kindle.
  • Coss, M. (2004). El libro del jabón artesanal. (1st ed.). Paidotribo.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Las zarzamoras silvestres

Seguramente en más de una ocasión has consumido algún tipo de fruto y probablemente sabes que estos son cultivados antes de llegar al mercado donde lo adquieres. Este tipo de fruto se conocen como comerciales, pero también existen los frutos silvestres que se recolectan de la naturaleza. En esta ocasión quiero platicarte sobre un estudio acerca de las zarzamoras silvestres donde evaluaron sus propiedades fisicoquímicas y su potencial alimenticio.

Planta del género Rubus, la zarzamora

Las zarzamoras pertenecen al género Rubus y la familia botánica Rosaceae. En el continente americano se desarrollan principalmente en zonas frías y templadas. Son espinosas y consideradas como especies con gran capacidad de adaptación; a menudo se consideran como una planta invasiva, promoviendo su eliminación y la pérdida de especies silvestres (Rubio et al., 2019). 

¿Alguna vez las has observado en el bosque? 

En México se reportan alrededor de 15 especies silvestres distribuidas a lo largo del territorio nacional. En el estado de Michoacán, se han encontrado diferentes especies de zarzamoras silvestres, principalmente en los municipios de la meseta purépecha, donde sus frutos son colectados para su venta en mercados regionales y también se utilizan en la gastronomía regional para la elaboración de tamales y bebidas (Rubio et al., 2019). 

Además de utilizar su fruto como alimento, sus hojas y tallos se han empleado dentro de la herbolaría tradicional para curar algunas afecciones como gripe, náuseas durante el embarazo y malestares menstruales (Hummer et al., 2010). Esto se debe a la presencia de metabolitos polifenólicos como los flavonoides y antocianinas que son conocidos por su actividad antidiabética, anticancerígena, antiinflamatoría y su destacada capacidad antioxidante (Cuevas et al., 2010; Azofeifa et al., 2013).

En el estudio "Propiedades fisicoquímicas de frutos silvestres de Rubus con potencial nutracéutico y alimenticio" de Rubio et al. (2019), se evaluaron la composición fisicoquímica y actividad antioxidante en frutos de tres especies silvestres del género Rubus y los compararon con la variedad de zarzamora comercial Tupy. Las especies silvestres se colectaron en los municipios de Uruapan y Nahuatzen en el estado de Michoacán, México.

Las especies colectadas fueron:

Rubus adenotrichus Schltdl.

A: fruto, B: tallo, C: fruto (tomada de Rubio et al., 2019, con permiso).
Rubus pringlei Rydb.

A: fruto, B: tallo, C: fruto (tomada de Rubio et al., 2019).
Rubus glaucus Benth.

A: fruto, B: tallo, C: fruto (tomada de Rubio et al., 2019).

Variedad comercial Tupy

A: fruto, B: tallo (tomada de Rubio et al., 2019); C: fruto (Tomada de Fundación Produce Sinaloa A.C.)

En sus resultados encontraron que el contenido de sólidos solubles totales fue más alto para las especies silvestres en comparación con la variedad Tupy. El alto contenido de sólidos solubles totales se refleja en el dulzor de la fruta, característica considerada en la elaboración de vinos y licores. Por lo tanto, las zarzamoras silvestres son candidatas para ser incorporadas en la elaboración de vinos y licores.

Licor artesanal de zarzamora silvestre

De igual forma, las especies silvestres mostraron valores más altos en la cantidad de polifenoles totales y también el contenido de antocianinas fue mayor, así que tenían mayor potencial antioxidante. Estos resultados muestran la importancia de las zarzamoras silvestres mexicanas como fuentes de polifenoles y su posible incorporación en la industria farmacéutica. 

¿No te sorprenden estos resultados?, el estudio nos muestra la importancia de las especies silvestres mexicanas del género Rubus, ya que pueden ser material para la obtención de nuevas variedades comerciales que puedan contribuir a la calidad alimentaria del país así como la importancia farmacéutica que tienen sus propiedades. 

Puedes leer el artículo completo aquí

También te puede interesar:

Referencias

Azofeifa G., Boudard F., Morena M., Cristo J., Pérez A., M., Vaillant F. & Michel, A. (2013). Antioxidant and anti-inflammatory in vitro activities of phenolic compounds from tropical highland blackberry (Rubus adenotrichus). Journal of Agricultural and Food Chemistry 61(24): 5798-5804. 

Cuevas R., E., Dia V., P., Yousef  G., G., García S., P., López M., J., Paredes L., O., González de Mejía, E. & Lila M., A. (2010). Inhibition of proinflammatory responses and antioxidant capacity of Mexican blackberry (Rubus spp.) extracts. Journal of Agricultural and Food Chemistry 58(17): 9542-9548.

Hummer K., E. (2010). Rubus pharmacology: antiquity to the present. HortScience 45(11): 1587-1591. 

Rubio O., E., Pérez S., R., Ávila V., T., Gómez L., J. & García S., P. (2019). Propiedades fisicoquímicas de frutos silvestres de Rubus con potencial nutracéutico y alimenticio. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas 23(1): 291-301. 

viernes, 2 de febrero de 2024

Tlaxcales

Hace un tiempo visité el Complejo Cultural Los Pinos para una presentación del documental La dieta mesoamericana. Orígenes que está muy interesante. Al salir después de ver el documental sentí un poco de hambre. Encontré unos puestos de comida ahí mismo y atrapó mi atención una señora que torteaba unos tlaxcales como mencionan en el documental.

Yo nunca había visto ni probado este tipo de comida, entonces me acerqué y compré uno, definitivamente me encantaron. Fue entonces cuando comencé a investigar sobre ellos. Los tlaxcales tienen su origen en Tlaxcala, su nombre proviene del náhuatl ''tlaxcalli'' que significa tortilla. Estos son una especie de tortilla de masa de maíz de forma triangular y pueden ser dulces o salados.

Tlaxcales (fotografía tomada por Victoria Ortiz Trápala)

La masa de los que yo probé en esa ocasión estaba preparada de forma peculiar. Tenia mezclado tiras delgadas de varios colores. La señora que los hacia me indicó cuáles ingredientes tenían y quiero compartir la receta con ustedes.

Ingredientes:

  • 1/2 kilo de masa de maíz (la que sea de su preferencia) 
  • 100 g de manteca de cerdo
  • Sal al gusto
  • 1 rábano (Raphanus sativus) rallado 
  • 1/4 de betabel (Beta vulgaris) rallado
  • 1/2 taza de verdolaga (Portulaca oleracea)
  • 1/2 taza de acelgas (Beta vulgaris var. cicla) finamente picadas
  • 1/2 taza de quintonil (Amaranthus sp.)
  • 1/2 taza de espinacas (Spinacia oleracea) finamente picadas
  • 1/2 taza de huazontle (Chenopodium berlandieri)
  • Una taza de agua  
Primero se pican las verduras y se reservan. Se mezcla la manteca de cerdo con la masa y sal al gusto, se agrega un poco de agua para que la masa se sienta suavecita. Ahora se agregan todas las verduras picadas hasta obtener una masa homogénea. Se forman pequeñas bolitas de masa que luego se palmean mientras se va dando forma de triángulo. Se cuecen en un comal previamente calentado a fuego lento. Una vez cocidos puedes ponerles queso por adentro y ensalada de nopal encima (nopal cocido, chile, tomate, cebolla, cilantro y un poco de limón), o el guisado que tu prefieras.

Verdura y quelites picados.


Masa, manteca de cerdo y sal.

Incorporando los quelites y/o verduras a la masa.

Cociendo los tlaxcales en el comal.

Tlaxcales cocidos.

miércoles, 31 de enero de 2024

El olor y sabor de los quelites ¿Te vale un bledo ?

Hace algún tiempo leí un libro de Patrick Süskind titulado El perfume. Historia de un asesino. La trama me produjo sentimientos encontrados: por un lado, me horrorizó, pero por otro lado me conmovió y me hizo sentir empatía por el personaje principal, no por los crímenes que cometió sino por la sensación permanente de vacío que experimentaba al no percibir olores. 
 
En el año 2021, un día me sentía muy agotada, con dolor de articulaciones y sin apetito, no tomé conciencia de que algo andaba mal hasta el momento en que tenía frente a mí un delicioso plato de pozole y me disponía a comerlo. La primera cucharada, me hizo pensar que estaba insípido, así es que le agregué sal, orégano y chile en polvo, pero no funcionó. Los días siguientes fueron muy difíciles, todo aquello que llevaba a mi boca como alimento me producía nauseas porque sentía las texturas rugosas o lisas, pero no me brindaban más información, era literalmente como masticar tela o cartón. Esta sensación me duro más de dos meses y fue una secuela del COVID-19 que adquirí en la pandemia. Ahora imagínate que te quieres refrescar con un mojito y te acuerdas de lo olorosa que es la hierbabuena triturada al fondo del vaso (Figura 1); o que prefieres un agua de limón con chaya, pero no percibes el aroma de estas dos hierbas, ¿te valdría un bledo

Figura 1. Mojito (Foto de Martha Albarrán).

Cuando utilizo la palabra bledo me refiero a la expresión utilizada en el contexto de la milpa que es un sistema del cual obtenemos alimento (Figura 2). Está constituido por maíz y otros alimentos como son frijol y calabaza. Asociados a ellos encontramos siempre otras plantas que cuando son tiernas las consumimos como alimento, son los denominados quelites. Tal vez no lo sabes, pero cuando te comes una quesadilla de flor de calabaza, o un guisado de carne de cerdo con verdolagas estas comiendo quelites. 

Figura 1. Milpa, agrosistema esencial para la alimentación mexicana (Foto de Wikipedia).

La palabra bledo significa quintonil (Amaranthus), quelite bien conocido. A este grupo también pertenece la planta que produce las semillas de amaranto que luego usamos para hacer los dulces que conocemos como alegría (Figura 3); la planta del huauzontle es una pariente. Esta palabra aparece en las crónicas de algunos historiadores cuando describen aquello que se conoce como jardines flotantes que eran brindados como tributo por los nahuas al rey de Azcapotzalco (Nuttall 1956).

Los quelites eran consumidos por los habitantes de lo que hoy es México mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. Cuando llegaron los colonizadores ya formaban parte de la alimentación tradicional. Actualmente se reconocen más de 350 quelites y se siguen consumiendo en todo el país, forman parte de la cocina tradicional y aportan nutrientes como: vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos (CONABIO). 
 
Los quelites son verduras tiernas que se pueden consumir como platillo principal, como complemento o como condimento, algunos de ellos son utilizados como hierbas de olor. Se puede comer la planta completa (sin la raíz), las hojas, los peciolos, las flores o las plantas tiernas o rebrotes. Algunos ejemplos son: verdolagas, hoja santa, chaya, pápalo, epazote, alaches, quintoniles y romeritos. De las flores las más consumidas son las de calabaza, agave, colorín, yuca, guaje y huazontle (inflorescencia). Aunque son deliciosos, hay que tener precauciones ya que algunos contienen oxalatos que pueden ser tóxicos pero que se eliminan fácilmente hirviéndolos o estrujándolos (Video 1). 


Video 1. Tomado de CONABIO

La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, tiene un espacio destinado exclusivamente a los quelites. En él encontrarás algunos recetarios y videos bastante interesantes sobre sus usos, valor nutricional, e inclusive un cuento para que los conozcas. Te dejo algunas ligas de interés y te invito a disfrutar de sus beneficios y sabor.  

viernes, 26 de enero de 2024

Si joven quieres ser, esta receta tienes que conocer

Durante una salida de campo a Zacatlán, Puebla, tuve la oportunidad de dar un recorrido por el Mercado Revolución y encontrar varias sorpresas, entre ellas, el alberjón. Recordé que cuando era niña, mi mamá los cocinaba con nopales, jitomate y un poco de cilantro. 

Me animé a pedir un kilo para llevar. La señora encargada de la venta de los alberjones me sugirió otra opción para cocinarlos. 

¡Así que aquí les dejo la receta!

Los alberjones nos aportan grandes cantidades de nutrientes

¿Pero sabes que es el alberjón? 

Su nombre científico es Pisum sativum L., es una leguminosa que cuando se consume en fresco se le conoce como chícharo y cuando sus semillas están maduras se le conoce como alberjón. Pertenece a la familia Fabaceae y nos aporta proteínas (21.4%), vitamina A y C, fibra, hierro y muchos otros minerales (calcio, fósforo, magnesio, zinc, entre otros) y antioxidantes. Se prepara principalmente en sopas, como sustituto de frijol para tlacoyos, tamales y tortillas. 

Se domesticó en el Cercano Oriente y ha sido la base de la alimentación humana de esta región por miles de años. 

Pero, ahora a la receta que me recomendaron. Para preparar este guisado vamos a necesitar lo siguientes ingredientes:

Por sus ingredientes es apto para personas vegetarianas o veganas

Rinde para 5 personas 

Preparación 

1.- Retira cualquier impureza que se encuentre en los alberjones, enjuágalos con un poco de agua y ponlos a cocer. 

Antes de cocinar los alberjones es importante lavarlos y retirar las impurezas

Nota:  Se recomienda remojar los alberjones en agua al menos unas 12 horas antes de cocinarlos para facilitar su cocción. Si utilizas olla exprés para su cocción, se requiere de 15 a 20 minutos y en estufa al menos 1 hora.

2.- En otra cacerola, pon a cocer en agua los nopales picados en cuadritos por al menos 15 minutos, agrega un poco de sal y un ajo sin cáscara. 

Se retiran con cuidado las semillas, principalmente de los chiles anchos

3.- Ahora es el turno de los chiles. Con la ayuda de un cuchillo retira las semillas y remójalos al menos 10 minutos en agua caliente.

En agua caliente se dejan reposar por unos 10 minutos los chiles desvenados

4.- En un sartén, asa los jitomates hasta que queden más o menos cocidos.

Cuando se guisa con jitomates asados, la comida adquiere más sabor

5.- Una vez que los nopales y los alberjones se encuentren cocidos, retiramos el agua y reservamos. En la licuadora, muele muy bien los chiles, los jitomates asados, ajo y cebolla. 

Nopales y alberjones listos para ser mezclados con la salsa

6. - En una cacerola, calienta un poco de aceite e incorpora la mezcla de los chiles molidos. Cuando hierva, agrega medio litro de agua, los nopales y alberjones cocidos, la rama de epazote y un poco de sal al gusto.

Dejamos hervir por unos 10 o 15 minutos y apagamos el fuego

7. - Una vez que suelte el hervor, apaga el fuego y el guisado ya está listo para servirlo.

Podemos acompañar los alberjones con arroz blanco o rojo

Puedes acompañar tu platillo con arroz y tortillas. Si no estas acostumbrado al picante, puedes agregar más jitomates asados. ¡Buen provecho!

Para leer más sobre los alberjones

miércoles, 24 de enero de 2024

¡Amor eterno! Visita al Museo Mesoamericano del Jade

¿Qué es el jade? ¿Sólo piedras? 

En Mesoamérica, era mucho más. Era un símbolo importante del maíz, de la vida, del poder y de la relación con el los dioses y el inframundo. Veremos más detalles con la información de un museo recomendable que se encuentra en el sur del país.

Figura 1. Entrada al Museo Mesoamericano del Jade, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México
 

Desde el punto de vista de la mineralogía, el jade abarca solo dos tipos de rocas: la nefrita (un silicato de calcio y magnesio, común en Asía) y la jadeíta (un silicato de sodio y aluminio, propio de Mesoamérica). Para la arqueología, el jade es un término que incluye a una serie de piedras de color verde como la serpentina, la jadeíta, la crisopasa, la cloromelanita y diversos tipos de cuarzos que en conjunto es lo que se llama jade social o jade cultural. El Museo Mesoamericano del Jade en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, se enfoca principalmente en presentar el jade mesoamericano y su simbolismo en las principales culturas del Nuevo Mundo (Figura 1).

Los aztecas o mexicas, al igual que otros pueblos de Mesoamérica, solían poner rostros de jade a sus dioses y elaboraban figurillas muy estilizadas, representando a sus más valiosos hombres como los guerreros águila (Figura 2). Otro ejemplo es la Chalchiuhtlicue, pareja de Tláloc, diosa consagrada al agua y la vegetación acuática. En la época del primer sol de la cultura mexica el cielo era agua y los seres humanos tenían características de peces, por lo que las parteras cuando recibían a un niño decían: bienvenido al mundo de la señora Chalchiuhtlicue, ella te ha de llevar en sus brazos por este mundo (figura 3).

Figura 2. Cultura azteca, en el centro abajo, un Guerrero Águila en el Museo Mesoamericano del Jade


Figura 3.  La Chalchihuitlicue en el Museo Mesoamericano del Jade

Los pueblos mixtecos, hacia el año 682 de nuestra era, estaban divididos en dos reinos en continua lucha, los cuales solo pactaban la paz en ocasión de las grandes peregrinaciones que efectuaban al centro ceremonial de Achiutla. Ahí participaban en las ceremonias en las que el taysaqui o sacerdote principal, comunicaba al pueblo el designio de los dioses, venerando una piedra de jade del tamaño de un puño a la que llamaban el corazón del pueblo. De ahí también procede una pieza que me impresionó, la carita de murciélago y las figurillas asociadas al dios de la lluvia (Figura 4).

Figura 4. Carita de murciélago de la cultura mixteca.

Los olmecas poblaron la región tropical a orillas del golfo de México; los indicios más antiguos de este pueblo se estiman alrededor de 3000 A.C. Olmeca en idioma náhuatl significa habitantes de la región del hule. Los centros ceremoniales más importantes de esta cultura eran Tres Zapotes y San Lorenzo Tenochtitlan que contaban con áreas habitacionales, políticas y también religiosas. Una de las características comunes era la representación de rasgos felinos, lo que suponía una enorme deidificación al jaguar. Otros rasgos distintivos de las esculturas de esta cultura son las cejas flamígeras (en forma de llamas), hendidura en V en la frente, rasgos de garras y colmillos en los labios (Figura 5). También en una ofrenda localizada en La Venta, Tabasco, se logran apreciar algunos detalles faciales distintivos (Figura 6).

Figura 5. Esculturas en jade verde de la cultura Olmeca.

Figura 6. Ofrenda "La Venta", cultura Olmeca.

La cultura de Teotihuacán comenzó al inicio de nuestra era y se sabe que alcanzó su máximo desarrollo entre los siglos III y IV. Para los teotihuacanos prehispánicos la única forma de ver el rostro de los dioses era a través de las máscaras. Los sacerdotes al colocarse una se incorporaban el espíritu de la divinidad que representaban. Las máscaras teotihuacanas, algunas en tamaño normal y otras en miniaturas, difieren en su estilo y carácter del rostro a las otras encontradas en otras áreas mesoamericanas (Figura 7).

Figura 7. Mascara y figurillas teotihuacanas.

La cultura maya era una civilización mesoamericana que dominó en Guatemala, Belice, México (en los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Tabasco) y la parte occidental de Honduras y El Salvador. Para los mayas el jade era vida, fertilidad y poder. Además existió un simbolismo maya importante con las flores, especialmente con las del lirio acuático (género Nymphaea) ya que el mundo acuático significaba la entrada al inframundo, y se tallaba en jade, a veces con cuatro pétalos
 
Por otro lado, las máscaras de gobernantes son recurrentes, por ejemplo, la de K´inich Janaab`Pakal I quien asumió el poder muy joven, a los doce años, hasta su muerte a los 80 años. Para su elaboración se usaron 212 teselas de jadeíta con adiciones de concha nácar y obsidiana en los ojos. La original se encuentra en el Museo Nacional de Antropología, y esta es solo una réplica, las facciones y la confección de verdad me impactaron (Figura 8).

Figura 8. Mascara de K´inich Janaab`Pakal I.

Al final del recorrido se encuentra una sala para la venta de joyería, cacao, café, chocolate y bebidas alcohólicas tradicionales como el posh. Esto es un licor tradicional de la zona indígena montañosa de los Altos de Chiapas elaborado a base maíz, caña y trigo, fermentado en tinas de Pinus. (Figura 9, 10 y 11).

Figura 9. Joyería del Museo Mesoamericano del Jade.

Figura 10. Productos del cacao en el Museo Mesoamericano del Jade.

Figura 11. Posh, bebida fermentada tradicional, en el Museo Mesoamericano del Jade.

El jade era lo más valioso para los pueblos originarios de América y cubría con su pureza la carne corrupta detrás de las pulidas mascaras. Las placas colgadas de los gobernantes mayas eran el símbolo de autoridad y una cuenta de jade en la boca de los muertos era la mejor ofrenda funeraria a los dioses del inframundo; por el contrario el oro era sólo el desecho de los dioses.

“La piedra del Jade, del amor eterno” 

El Museo está abierto de lunes a sábados de 12 del día a 8 de la noche y los domingos de 12 del día a 6 de la tarde. El costo de admisión al Museo para el público en general es de 50 pesos (Figura 12). Puedes visitar la página oficial para mayor información.

Figura 12. Boleto de entrada al Museo Mesoamericano del Jade.

 

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