En México, aún tenemos un gran número de seres humanos viviendo en el medio rural; y en el campo, la convivencia entre humanos y animales y entre los animales mismos, es estrecha.
La convivencia entre estos seres me permite idear historias cortas cuando viajo al campo.
Así comenzó la historia que cuenta Don Eleuterio, un viejecito que vive en una cabaña, a la orilla de un bosque, y la historia es acerca del mismísimo Don Eleuterio, un burro y una tecolota.
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Esta es la casita de Don Eleuterio |
Él se dedicaba a la colecta de leña, y a la elaboración de carbón que vendía los domingos en el mercado del pueblo.
Pero vivía solo, su único compañante era su burro Pancho, que le ayudaba a acarrear agua del arroyo, y la leña o el carbón que debía bajar del bosque.
¡Y claro¡ Don Eleuterio mantenía a Pancho bien alimentado y bien consentido, pues le daba de comer lo que mas le gustaba al burrito, los quelites.
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Este es Pancho, el único acompañante de Don Eleuterio (foto de Heike Vibrans) |
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Además de que trabajaban semana inglesa, y descansaban sábado y domingo.
Un día, se les hizo de noche, y el Pancho no quería bajar de la loma porque estaba muy asustado,
y el pobre de Don Eleuterio ya no sabía como convencerlo de que bajaran para irse a descansar.
Le hablaba y le explicaba una y otra vez que debían bajar, cuando de repente:
¡El Pancho que le contesta¡
"Pues no bajo y no bajo."
Y el pobre Don Ele (así le llamaremos de aquí en adelante) se quedó perplejo, ¡Pues no sabía que él entendía el lenguaje burro¡
Y que sigue hablando el mentado Pancho y dijo:
"Y a tí, Don Ele, es al que menos le conviene que bajemos ahora"
"Y porque dices eso, no ves que ya es re tarde y nos pueden salir las brujas"
"Pues prefiero encontrar a las brujas que al tecolote. No ves que si el tecolote canta, el indio muere"
En eso estaban, cuando van escuchando un sonido:¡Huu Huu Huu Huu¡ que venía de lo alto de un árbol, y que grita el burro Pancho - digo rebuzna:
"Ya sácate de aquí tecolote, no anuncies la partida de don Ele, que aún tiene muchos años por vivir"
A lo que el tecolote, que era hembra, y se llamaba Adela, le reponde:
"Pero si no vengo por Don Ele, vengo por tí, porque como estás tan consentido, ya pareces humano."
Entonces que sale don Ele en defensa de su burro y dice: "Ay no tecolotita, no ves que si te llevas a mi burro, no tendré quien me acompañe y me ayude en mis labores"
Además, recordemos que el burro Pancho era su único acompañante, pues don Ele ya era viudo, y sus hijos y nietos casi ni lo visitaban. Y como la tecolota Adela estaba enterada de todo, de inmediato supo que Don Ele, en efecto, solo tenía a su burro.
Y decidió irse lejos, no sin antes pasar al Mictlan, a avisar a los Dioses, que no había encontrado al burro Pancho, ni a don Ele, y que mejor lo dejaba para otra ocasión.
Y así vivieron muchos años más, Don Ele, y Pancho, su burro. Y la tecolota Adela, que de vez en cuando los visitaba, les recordaba:
Que un día se les acabaría el tiempo en la tierra, y que cuando ese día llegase, debían estar preparados y contentos porque la vida en el cielo es mas divertida y descansada.