Hace algún tiempo leí un libro de Patrick Süskind titulado El perfume. Historia de un asesino. La trama me produjo sentimientos encontrados: por un lado, me horrorizó, pero por otro lado me conmovió y me hizo sentir empatía por el personaje principal, no por los crímenes que cometió sino por la sensación permanente de vacío que experimentaba al no percibir olores.
En el año 2021, un día me sentía muy agotada, con dolor de articulaciones y sin apetito, no tomé conciencia de que algo andaba mal hasta el momento en que tenía frente a mí un delicioso plato de pozole y me disponía a comerlo. La primera cucharada, me hizo pensar que estaba insípido, así es que le agregué sal, orégano y chile en polvo, pero no funcionó. Los días siguientes fueron muy difíciles, todo aquello que llevaba a mi boca como alimento me producía nauseas porque sentía las texturas rugosas o lisas, pero no me brindaban más información, era literalmente como masticar tela o cartón. Esta sensación me duro más de dos meses y fue una secuela del COVID-19 que adquirí en la pandemia. Ahora imagínate que te quieres refrescar con un mojito y te acuerdas de lo olorosa que es la hierbabuena triturada al fondo del vaso (Figura 1); o que prefieres un agua de limón con chaya, pero no percibes el aroma de estas dos hierbas, ¿te valdría un bledo?
Figura 1. Mojito (Foto de Martha Albarrán). |
Cuando utilizo la palabra bledo me refiero a la expresión utilizada en el contexto de la milpa que es un sistema del cual obtenemos alimento (Figura 2). Está constituido por maíz y otros alimentos como son frijol y calabaza. Asociados a ellos encontramos siempre otras plantas que cuando son tiernas las consumimos como alimento, son los denominados quelites. Tal vez no lo sabes, pero cuando te comes una quesadilla de flor de calabaza, o un guisado de carne de cerdo con verdolagas estas comiendo quelites.
Figura 1. Milpa, agrosistema esencial para la alimentación mexicana (Foto de Wikipedia). |
La palabra bledo significa quintonil (Amaranthus), quelite bien conocido. A este grupo también pertenece la planta que produce las semillas de amaranto que luego usamos para hacer los dulces que conocemos como alegría (Figura 3); la planta del huauzontle es una pariente. Esta palabra aparece en las crónicas de algunos historiadores cuando describen aquello que se conoce como jardines flotantes que eran brindados como tributo por los nahuas al rey de Azcapotzalco (Nuttall 1956).
Los quelites eran consumidos por los habitantes de lo que hoy es México mucho tiempo antes de la llegada de los españoles. Cuando llegaron los colonizadores ya formaban parte de la alimentación tradicional. Actualmente se reconocen más de 350 quelites y se siguen consumiendo en todo el país, forman parte de la cocina tradicional y aportan nutrientes como: vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos (CONABIO).
Los quelites son verduras tiernas que se pueden consumir como platillo principal, como complemento o como condimento, algunos de ellos son utilizados como hierbas de olor. Se puede comer la planta completa (sin la raíz), las hojas, los peciolos, las flores o las plantas tiernas o rebrotes. Algunos ejemplos son: verdolagas, hoja santa, chaya, pápalo, epazote, alaches, quintoniles y romeritos. De las flores las más consumidas son las de calabaza, agave, colorín, yuca, guaje y huazontle (inflorescencia). Aunque son deliciosos, hay que tener precauciones ya que algunos contienen oxalatos que pueden ser tóxicos pero que se eliminan fácilmente hirviéndolos o estrujándolos (Video 1).
Video 1. Tomado de CONABIO
En Cuexcomate:
Referencias
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). 2020. Quelites. Biodiversidad Mexicana. México.
Nuttall Z. 1956. Los jardines del antiguo
México. En; González, C. Chinampas prehispánicas. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Distrito Federal. Pp. 285.
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